viernes, 5 de septiembre de 2014

Sólo yo puedo juzgarme criticarme y aplaudirme.

Si soy una persona solitaria, no es porque yo quiera.
Se hace costumbre vivir en soledad cuando te han dado de lado tantas veces.
Que no es fácil volver a confiar cuando te han engañado.
Que no es fácil confiar en las personas cuando nunca te han dado razones para hacerlo.

A menudo me preguntan "¿qué te ha pasado? antes eras una persona alegre y ahora pareces triste, perdida." y yo sólo pienso "Si tu supieras...".

Qué fácil lo ve todo el mundo, qué sencillo creen que es y qué poca idea tienen de lo que he pasado y estoy pasando. Todos fingen entenderme, fingen sentirse afligidos por algo que ni siquiera les importa, fingen querer ayudarme cuando lo único que quieren es perderme de vista y olvidarse de mi.

Que la confianza hay que ganársela y no se va regalando así por la cara.
Que mi paciencia tiene un límite y decepción tras decepción he aprendido a valerme por mi misma.
No necesito a nadie, todos me han decepcionado, criticado y despreciado.
Que nadie tiene ni idea sobre mi y se creen estar en el derecho de meter el dedo en la llaga,
de reprocharme cómo soy y lo que hago.
Pero sólo yo conozco mi historia y sólo yo puedo juzgarme, criticarme y aplaudirme.

La triste realidad es que no quiero que me hagan más daño, que he cerrado la puerta de acceso a mi vida y si alguien quiere entrar en ella que se esfuerce por demostrarme que vale la pena.
Porque el que algo quiere, algo le cuesta y si de verdad alguien está interesado, lo hará.
No más oportunidades en vano.