lunes, 23 de noviembre de 2015

un desastre, un bonito desastre.

observo la lluvia desde la distancia
sumida en mis pensamientos
notando como poco a poco
el frío se va abriendo paso
entre las mil y una capas de ropa que llevo encima
y un escalofrío me recorre la espalda.

me abrazo con fuerza
y siento una ligera humedad en las mejllas
acompañada de un gemido apenas perceptible
que poco a poco
se convierte en un sollozo
que grita su nombre.

ojalá pudiese sentir sus manos sobre mi rostro
sosteniéndolo delicadamente,
obligándome a mirarle a los ojos
para a continuación,
susurrarme un te quiero,
una bonita definición de "te quiero, pero dilo bajito, susúrralo, por si acaso".

ojalá sus finas manos
sostuviesen las mías con fuerza
como si les aterrorizase la idea de tener que separarse
en algún momento no muy lejano.
"hazlo" pienso nostálgica
una última vez,
como si de una despedida se tratase;
adiós.

un puñado de ojalás
y pocas cosas más me quedan.

he hablado con el olvido
y me ha dicho que debo esperar
que no es momento de olvidarte
pero, ¿cuándo lo será?

sigo esperando a ese "amor de mi vida"
que todos juran haber conocido
y al que reniego de encontrar.

he buscado día y noche,
en sitios inimaginables
donde sólo la mente es capaz de llegar
y algo debió de haber fallado en aquel momento
porque la soledad sigue siendo mi única compañera.

y dicen por ahí
que todo llega y es mejor no buscarlo,
darle la oportunidad de que llegue sólo,
pero en mi vida
lo único que llega sin siquiera pedirlo es
la lluvia,
la tristeza
y un puñado de inseguridades
que me convierten en un desastre,
un bonito desastre.



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